miércoles, 16 de enero de 2013

REPLANTEAR EUROPA O SALIR DEL EURO


El 29/11/2004 una serie de trabajadores incluidos en la plataforma de trabajadores y trabajadoras por el No a la Constitución europea, firmamos una hoja solicitando el voto en contra de la Constitución europea en referéndum que se celebró el 20/2/2005.
Entre otras cuestiones señalábamos lo siguiente:

Donde había fábricas que producían levantaron miles de viviendas para especular con ellas.
Se generalizaron procesos de privatización en los servicios públicos esenciales como la sanidad, transporte, correos, telecomunicaciones.
El trabajo fijo y con derechos ha ido siendo sustituido por la precariedad más completa y con ella la carencia de derechos.
Trabajamos cada vez más horas y vivimos hipotecados.
 En nombre de Europa y el progreso, son los bancos y las multinacionales los que se han llenado los bolsillos.

En medio de promesas de progreso y frases grandilocuentes nos colaron el Euro, y con él un verdadero asalto a nuestro poder adquisitivo.

Decimos no porque es una Constitución al servicio de las multinacionales.
Decimos no porque esta constitución no garantiza el derecho al trabajo que es sustituido por la "la libertad y el derecho a trabajar".

Decimos no porque esta constitución significa más flexibilidad laboral, apostando por una mano de obra "formada y adaptable a unos mercados laborales capaces de reaccionar rápidamente”.

Decimos no a una constitución que no armoniza los derechos sociales. No hay un mínimo común de derechos laborales y protección social. Sino que los capitalistas se aprovechan de las desigualdades actuales para enfrentarnos unos trabajadores con otros y en nombre de la "competitividad" imponer un retroceso generalizado de los ya escasos derechos laborales.

Decimos no porque con esta "constitución" pagaremos más los que menos tenemos. En nombre de la "reducción del déficit público" se recortan prestaciones sociales, pensiones, vivienda protegida, escuela, sanidad, etc.
Decimos No a la "constitución" que no garantiza los servicios públicos que deja sometidos desde hace años a las políticas que emanan del Pacto de Estabilidad, caracterizadas por los recortes del gasto público y el impulso de su privatización.

Decimos no a la "constitución" que cierra las fronteras a los trabajadores inmigrantes
Decimos no a una "constitución" antidemocrática elaborada a espaldas de los trabajadores y la población.
Finalizábamos el escrito fijando lo que movía nuestra actuación:
Por la Europa de los trabajadores/as y los pueblos.

Como podéis ver nada de lo que decíamos ha resultado falso y a los que en su momento nos tacharon de radicales, podemos ver cómo incluso nos quedamos cortos y los radicales han resultado ser aquellos que se encargan de construir su Europa.
Ni entonces ni ahora nos sentimos mejores ni más listos que los demás, ni pretendemos hablar desde las alturas para juzgar a una comunidad de personas a la cual pertenecemos, pero sí pretendemos analizar y proponer alternativas ante una manera de organización de esta comunidad que se está mostrando abiertamente injusta para una mayoría, acrecentando los efectos de la crisis entre sus miembros.

El problema comenzó con la introducción del euro y ahí debemos ir para ver las alternativas, pero antes echemos un vistazo a situaciones similares vividas en otros países.

Lo que estamos sufriendo en el sur de Europa ya lo han sufrido en América Latina, luego tenemos por lo menos una referencia relativa de cómo podemos actuar. El diagnóstico del problema es similar, sufrieron básicamente un acoso neoliberal conjunto por parte de la banca, de políticos internos corruptos y de gobiernos lazarillos del FMI, del Banco mundial y de los EE.UU. Todos ellos en época de grandes crecimientos económicos de estos países, fomentaron un endeudamiento agresivo y un consumismo feroz, muchas veces de productos externos, lo cual produjo una bola de nieve al necesitar dichos países endeudarse mas para poder pagar los intereses crecientes de la deuda generada. Esto se convirtió en el objetivo nº 1 de estos países a costa del empobrecimiento de las personas y de la emigración de una parte importante de su población. Los bancos se refinanciaron con préstamos externos a costa de endeudar a los estados que comenzaron a aplicar desregulaciones, recortes y privatizaciones y a acatar los dictados del tridente, en este caso compuesto por FMI, Banco Mundial y EEUU. Y cual era ese dictado: priorizar el pago de la deuda sobre todo (como se ha hecho en España con el acuerdo para desflorar la Constitución efectuado una noche entre PP y PSOE) y desregularizar (explotar al trabajador) el mercado de trabajo para ganar en competitividad.  Pero llegó un momento en que los pueblos se cansaron de esta neo-esclavitud y dijeron: ¡Basta ya! Y comenzaron a movilizarse y decidieron quitar a gobiernos títeres cobardes y poner en su lugar a gobiernos fuertes que tuviesen como prioridad la disminución de la pobreza de sus  ciudadanos, independientemente de lo que dijera su tridente particular. Y ahí está Ecuador creciendo al 8% en 2011 y al 5% en 2012 con cifras de paro inferiores al 5%, renegociando deuda y acuerdos con multinacionales ya en un plano de mayor igualdad. Y ahí está Argentina creciendo por encima de lo que lo hacen sus emisiones de carbono. Y ahí está Brasil creciendo y haciéndolo de manera mas justa y equitativa disminuyendo las diferencias sociales. Es decir, a todos los países que le han plantado cara a las políticas neoliberales del FMI, les ha ido mejor a partir de ese momento.

En el sur de Europa tenemos alguna particularidad añadida. Por un lado el euro se cimentó sobre un acuerdo impuesto por Alemania que incluía como objetivo nº 1 el que también es objetivo nº 1 de la banca: sacrificar todo y si digo todo es TODO, a favor de una inflación baja y controlada. Así estamos con estas políticas de austeridad y no con políticas de crecimiento que si bien traerían temporales repuntes de la inflación, a cambio producirían más empleo, mejor distribución de la riqueza y un aumento de la proporción de las rentas del trabajo sobre las del capital (es decir justo lo contrario de lo que ocurre en la actualidad). Por otra parte los grandes bancos alemanes e ingleses estuvieron involucrados junto a otros americanos en el inicio de la crisis del mercado de apuestas financieras actual conocido como casino global,  con las famosas hipotecas subprime y otros productos financieros tóxicos. Estos bancos fueron rescatados por sus respectivos gobiernos formando un holding público-privado no constituido legalmente, en la línea adoptada también por la derecha liberal española que utiliza el eufemismo colaboración público-privada por ejemplo en la Sanidad madrileña, que se encarga de apostar por la caída de las economías del sur (bancos) mientras Merckel y su ministro ofrecen declaraciones dilapidadoras que afectan negativamente a dichas economías. Obtienen así, tanto los bancos como sus gobiernos, rápidos beneficios ya que estos últimos recuperan de manera veloz esas cantidades ingentes de dinero que utilizaron para salvar a sus bancos. Y todo esto mientras obliga a los países del sur a mutilar su estado del bienestar y a vender empresas públicas para obtener recursos. No hace falta mencionar que esas empresas serán adquiridas a precio de saldo por dichos bancos que así diversifican su inversión, entrando en un mercado no especulativo como es el de la Sanidad y lo público en general, cerrando de esta manera el círculo del espolio.  Este círculo del espolio ha sido convenientemente introducido a nivel ideológico en nuestro tuétano desde la escuela, siguiendo con los medios de comunicación  y con el apoyo de centros de estudios, fundaciones y otras instituciones financiados por el capital y que conforman de esta manera el sostén ideológico necesario para su mantenimiento. Para redondear, el tramado diabólico se encarga de dividir a sus posibles opositores, el pueblo en general, de diversas maneras. Así por ejemplo etiqueta a aquellos que todavía conservan un puesto de trabajo con condiciones dignas, lo cual no olvidemos es un derecho básico consagrado en nuestra constitución, como privilegiados. Tratan así de legitimar involuciones en el mercado de trabajo que se pretenden mostrar como vehículos facilitadores  del objetivo de generar empleo. Es cierto que este objetivo es fallido, pero no es menos cierto que han logrado instalar el miedo, el servilismo y el sálvese quien pueda en nuestro modo de comportamiento.  Pero además sirva el siguiente ejemplo para ver lo que importa realmente a estas élites que viven del concepto Europa; los últimos debates económicos de diciembre del 2012, efectuados entre los ministros de finanzas de la eurozona se refieren por un lado a cómo establecer los mecanismos de regulación del sector bancario europeo de manera común y para que entidades será de aplicación este acuerdo. Por otra parte, si se trae al continente el centro financiero europeo, establecido actualmente en la City londinense o no. Es decir, los políticos (alemanes e ingleses y los que les deben algo) defendiendo a sus castas bancarias importándole una vez más un pimiento los ciudadanos. El resultado es claro una Europa con unos políticos que sólo defienden a sus bancos, con una Alemania a la cabeza que se enriquece mientras el sur se empobrece.
Nuestra respuesta también ha de ser clara: ¡No a la Europa de los bancos y gobiernos peleles a su servicio!

Pero aún podemos poner más cosas en el debe de esta Europa. Por ejemplo su incapacidad para regular la competencia real en sectores estratégicos. Podemos hablar alto y claro de los oligopolios energéticos españoles de la luz y el petróleo. Europa ha sido incapaz de establecer la libre competencia en estos sectores y en este país. Además estos oligopolios en España cuentan con el apoyo de elementos de los gobiernos de turno que al dejar sus responsabilidades públicas, pasan a engrosar las nóminas de dichas empresas. El resultado es claro, una nueva burbuja a la vuelta de la esquina, esta vez en las energéticas debido a los famosos déficits tarifarios. ¿Y quién pagará esta nueva burbuja cuando estalle?; no lo dudes, seremos otra vez nosotros si no hacemos nada por evitarlo.
Nuestra respuesta también ha de ser clara: ¡No a la Europa de las grandes empresas eléctricas y petroleras!

Esto de puertas adentro, pero de puertas afuera la diplomacia y las políticas exteriores de Europa como tal se resienten. Cada vez Europa es más irrelevante y muestra mayor falta de credibilidad en el panorama político internacional. Es incapaz de ofrecer una postura común en cuestiones tan importantes como el conflicto Palestino, donde Europa contribuye de manera continua a reconstruir todo lo que destruye Israel y sin embargo no pinta nada a la hora de influir para dar una salida negociada al conflicto.  El resultado es claro: No hay un sentimiento europeo de unidad de los ciudadanos ni siquiera de cara al exterior.  Nuestra respuesta también ha de ser clara:
¡No a la Europa tibia que claudica ante lobbies  representados por el gobierno israelí, que fomentan la división de los pueblos y el conflicto permanente!

Pero no sólo esto, ni siquiera han funcionado las ventajas que a priori traía debajo del brazo la unión monetaria, ya que los diferenciales de tipos de interés, por ejemplo los existentes entre el bono alemán y el español, que estaban poco antes de la entrada en el euro en menos de 40 puntos básicos, llegando incluso en 2002 y 2003 ya en el euro,  a ser prácticamente inexistentes, son hoy muy superiores, llegando a cifras similares a las de 1995. Además no hay fluidez en el movimiento de dinero en forma de créditos para las pequeñas empresas ni para los ciudadanos de a pie. Esto sin hablar del gran efecto inflacionario que trajo consigo esta unión y que fue disimulado en parte a nivel formal, por la adaptación en la medición del IPC a la normativa europea que se estableció en este momento. El resultado es claro una Unión monetaria que beneficia a unos pocos y perjudica a la mayoría. Nuestra respuesta también ha de ser clara:
¡No a la Europa de las élites por las élites y para las élites  que produce un efecto expansivo de la brecha entre ricos y pobres!

Ante esta situación debemos plantarnos, hacer frente al establishment y luchar por cambiar este modelo de unidad europea caracterizado por la ineficacia en la gestión y la austeridad inmoladora. La Unión europea de ser un bonito sueño post-2ª guerra mundial, se ha convertido en una pesadilla para los ciudadanos del sur. Esta no es la Europa que queremos los trabajadores y ciudadanos en el mas amplio sentido del término y por lo tanto tenemos que hacer lo posible para cambiarla. Si el gobierno de España está entregado y sometido, los ciudadanos no lo estamos. Por eso tenemos que invitar a abandonar de la política y de puestos de responsabilidad en general a los cobardes, sumisos y mediocres y forzar la salida de España de esta Europa si es que no hay un compromiso de reformular la Unión. Para ello se debe empezar por poner sobre mesa la salida de España del euro. Es un tema doloroso porque sentimos que tenemos mucho mas en común con un trabajador griego, francés o incluso alemán que con un banquero o especulador español, pero Europa no se ha cimentado sobre esta idea fuerza que nos haría más Europa de verdad; el acercamiento, el compartir un presente y un futuro entre trabajadores o de forma mas genérica entre ciudadanos europeos, donde dicho futuro se establezca por y para dichos ciudadanos. Por eso la Unión europea está mostrando estos pies de barro hoy y por eso los ciudadanos españoles tenemos como colectivo que iniciar los trámites oportunos para plantear la salida del euro e intentar la reformulación del modelo europeo.  Esta salida e incluso la sola intención seria de hacerlo, traería consigo un efecto cascada que provocaría cuanto menos una reflexión por parte de Alemania y los países del norte y abriría un nuevo escenario en el que trataríamos de forzar un nuevo proceso de construcción europea desde la base.

La salida del euro no se presenta como una idea descabellada. Traería consigo una devaluación monetaria, que a su vez produciría un doble efecto; beneficioso para las exportaciones y perjudicial para las importaciones, cuestión dura de asumir en un país como España deficitario en petróleo. Por eso la primera medida ante una salida del euro sería apostar de manera clara, decidida y definitiva por las energías alternativas que nos permitan paliar los efectos de ese déficit energético respetando el medio ambiente. Para ello se crearía en paralelo una banca pública que ofreciese préstamos con menores diferenciales para ese sector y para aquellas actividades que contribuyan a la sostenibilidad y que respondan de manera afirmativa a la pregunta: ¿Esta actividad satisface necesidades de las personas? Esta sería la punta de lanza y motor del cambio del modelo generador de riqueza en España, potenciando la I+D+i aplicada en un primer estadio a las energías renovables. Sería un buen motivo para ir abandonando gradualmente la dependencia que tenemos del petróleo, cuestión que tendremos de cualquier manera que afrontar de manera definitiva mejor antes que después, pues el pico del petróleo ya se ha sobrepasado. De la economía actual sin duda el turismo se beneficiaría de la devaluación que haría más atractivo visitar España. La labor aquí se centraría en potenciar turismo de calidad de todo tipo y no sólo de playa. Otro gran campo de actuación sería la potenciación de la vida rural, tanto a nivel turismo como a niveles agrícola y ganadero, incentivando la organización de cooperativas de producción y de consumo en un entorno de agricultura y ganadería ecológicas, ya lejos de los vaivenes de la UE que tan pronto financia arrancar cepas de vides como plantarlas. En esta línea estarían incluidas medidas que aumenten la autonomía de las comunidades locales, sobre todo a nivel alimentario (agricultura ecológica) y de consumo energético, que se base progresivamente en fuentes renovables a nivel particular y local y que fomenten la reutilización al máximo posible. Para ello controlaremos nuestra relación con la naturaleza, miraremos  y aprenderemos cómo funciona la misma para aplicar ese aprendizaje a establecer nuestros nuevos modos de vida, sabiendo que cuando la naturaleza pone la solución, esta es sostenible.
Indudablemente en este proceso tendríamos que aplicar prácticas de decrecimiento socialmente sostenible, es decir un proceso justo y equilibrado de reducción en el uso de materias y energías que consiga también el descenso de las desigualdades sociales. Primero tenemos que tener claro que aquí sí que no queda otra salida, tenemos que cambiar y queremos cambiar porque los recursos son finitos. El decrecimiento se muestra no como una opción, lo que sí es una opción es si nos dirigimos a este decrecimiento de manera ordenada o preferimos no hacer nada y estrellarnos o dejamos que unos pocos establezcan las reglas del proceso y este se haga a costa de los menos favorecidos. Esta línea de actuación trae aparejada una dimensión individual y otra colectiva. La primera implica ser ciudadanos responsables que consuman menos, ser sobrios en nuestros comportamientos y tener que hacer todos un ejercicio serio de reflexión que nos conduzca hacia la racionalización a la hora de consumir, a comprar lo que realmente necesitamos y no aquello a lo que nos ha estado incitando el apetito voraz inherente al capitalismo. Este apetito ha estado dirigiendo sus dardos directamente hacia sus grandes aliados: nuestra envidia y sobre todo nuestra codicia; nuestro deseo de tener y de ser más que el vecino. Hemos de ser conscientes del impacto social y sobre el medio ambiente que tiene nuestra manera de consumir. Hemos identificado bienestar con nivel de consumo y debemos volver a identificar bienestar con cubrir necesidades básicas, acompañadas de virtudes inmateriales que faciliten las conexiones sociales en un marco de interacción respetuosa con el entorno. Este será el cambio de mentalidad imprescindible que funcione como km. 0 del que partan los demás cambios económico-financieros que traigan consigo la generalización de grupos locales de producción y consumo, fomento del trueque, huertos urbanos y cooperativas con sistemas autogestionados.
Por otro lado la dimensión más colectiva implica una redefinición del marco en el que nos desenvolvemos, un cambio político, de estructuras, de valores que tutelen el proceso y un cambio de modelo en general, sobrevenido al calor de una movilización social que consiga, una vez cambiada la mentalidad, acabar con esa lógica capitalista de autodestrucción del planeta y sus recursos y de fomento de las desigualdades sociales, abandonando de manera definitiva esa continua búsqueda del crecimiento ilimitado en un planeta con recursos limitados. Para ello generaremos políticas a nivel estatal que limiten la codicia individual y la supediten al bien colectivo, con una toma de decisiones que vaya de abajo hacia arriba (democracia participativa) para así no perder el contacto con la realidad y disponer de toda la información, sin que se pierdan iniciativas. Así los ciudadanos participamos de manera efectiva en la gestión de aquello que nos pertenece por su carácter público y nos dotamos de unas instituciones al servicio de todos, ya que tendremos interiorizada la necesidad de la cooperación y el sentimiento de prioridad de lo comunitario como ahora nos han hecho tener asumida la competencia y el individualismo aislacionista, como motores de nuestra conducta. Incluso esta democracia debería alcanzar el ámbito empresarial. Como vemos esta es una labor a largo plazo que debe empezar en la escuela.
El decrecimiento es una realidad que se va a producir si o si, se trata de practicar el vivir con menos, eliminando lo superfluo, fomentando los lazos comunitarios, aprendiendo a disfrutar de la vida, experimentando la liberación que produce quitarnos el yugo del cuanto más mejor, culpable en primer grado de la permisividad que le hemos dado a la inmoralidad y a la corrupción,  y sustituyendo la competencia que nos enfrenta a unos contra otros por la colaboración, para que este decrecimiento se efectúe de manera ordenada estableciendo mecanismos democráticos participativos que además crean lazos sociales, para que el proceso beneficie a una amplia mayoría. Para este tema, como para otros que se incluyen en este documento, se requiere percibir la necesidad del cambio, tomar  conciencia sobre esta necesidad y establecer pequeños grupos que empiecen en paralelo a  descender hacia lo concreto los planteamientos teóricos, estableciendo estructuras  y modos de organización que funcionen como se pretende funcione el nuevo sistema a nivel sociedad en su conjunto, de manera que sea más fácil replicar  dichas estructuras. En esta línea ya se lleva avanzando desde hace tiempo, existiendo muchos ejemplos prácticos reales. Somos muchos los que hemos visto de una manera clara que los mercados por si solos no son capaces de promover la competencia sino que lo que fomentan es la concentración de la riqueza en unos pocos, siguiendo y en este caso cumpliendo a rajatabla, el programa previsto: privatizar beneficios y socializar pérdidas.

No es menos importante reseñar que una salida del euro nos haría recuperar el control sobre la política monetaria (tipos de interés, devaluaciones, posibilidad de financiación de la deuda a través de la puesta en circulación de más dinero, actuar sobre la inflación, tener un Banco de España garante de la moneda…) la cual actualmente reside en el BCE que opera al servicio de los dictados de Alemania, su mayor accionista. Tendríamos también el control sobre la política fiscal, (impuestos, deuda). Estas posibilidades están hoy vetadas por el pacto de estabilidad.

No olvidamos el lado negativo que viene representado por la deuda. La deuda tendría que ser renegociada como ya se ha hecho con otros países de América latina o con Grecia. Estaríamos hablando de la realización de una auditoría sobre la deuda española y renegociación de la misma con una quita de montante total al que ascienda la denominada deuda ilegítima y que según algunos estudios podría ascender a 120.000 millones de euros, es decir un 12% del PIB, cifra que aumenta de manera continua con los intereses asociados a dicha deuda ilegítima. No olvidemos que una eliminación unilateral de la misma se podría presentar como un objetivo muy bonito sobre el papel, pero esto sería populismo y demagogia ya que nos conduciría directamente al aislamiento y a una autarquía similar a la de la postguerra española. Después de este proceso y hasta que la situación se estabilizase y los llamados mercados volviesen a invertir en deuda española y todo ello, dentro del contexto de una necesaria reforma fiscal que haga la recaudación tributaria justa, se deberían establecer incentivos fiscales a aquellos que invirtieran en deuda española, la cual se muestra como necesario para poder financiar inversiones públicas que ejerzan de motor de la economía y conseguir así crear puestos de trabajo.
Pero los problemas también surgirían para el resto de la eurozona, la cual nos vendería menos, así se verían principalmente afectados Francia y Alemania que juntas nos venden aproximadamente 1 de cada 3 € de los que importamos, es decir nos tocaría a los españolitos decir adiós a los coches alemanes, a los electrodomésticos holandeses y alemanes, a los Siemens, a los productos químicos de Basf o a los franceses de Total, a la ropa y productos agrícolas franceses… y además perderían parte de los derechos de cobro sobre la deuda (la que se negociara en la quita). Por otro lado los productos españoles tendrían precios más atractivos y el resto de países de la UE importarían más productos de España.

El efecto psicológico juega a favor de una salida del euro pues salir de la crisis dentro del euro se haría en unos años pero a costa de un país sumido profundamente en el pesimismo, receloso, con una enorme carga antieuropea, con un caldo de cultivo importante para la proliferación de movimientos extremistas y además el modelo económico estaría basado en los mismos errores del pasado. Fuera del euro también tardaremos unos años en salir de la crisis  pero lo haremos con optimismo, con un fuerte sentimiento de pertenencia a un grupo, a un colectivo, a un país. Con la cooperación, con el no aprovecharnos de ventajas para nosotros que impliquen daños para otros, con el apoyo mutuo y la solidaridad entre las personas de las distintas CC.AA. como bandera, con la confianza que da el tener un objetivo común e ilusionante: Sentar las bases de un nuevo modelo económico sostenible y recuperar el Estado del Bienestar con mayúsculas para nosotros y para nuestros hijos.

En resumen, salir del euro traería consigo ciertas incertidumbres y costes, permanecer en él está trayendo certidumbre y enorme costes, la certidumbre que vemos día a día en las colas del INEM, en las esquinas, en las puertas de los hospitales, en los colegios, y que no es otra que constatar el enorme esfuerzo y sacrifico que se le está imponiendo que no pidiendo, a los ciudadanos de a pie para salir de una crisis que no hemos creado y de la que no nos hemos beneficiado. Por lo tanto la primera opción y mas deseable sería sentar a toda la UE para redefinir de verdad el modelo de Europa que queremos los ciudadanos europeos y no este que nos han impuesto. Dicha redefinición exigiría un alcance y calendario previamente establecidos. Caso de no funcionar esta opción el plan B sería el ya comentado: comenzar con los trámites oportunos para proceder a una salida ordenada de España del euro. No hay otra opción que sea capaz de aunar esfuerzos con recompensas, dignidad con esfuerzo, libertad con implicación en el objetivo ya comentado: Sentar las bases de un nuevo modelo económico sostenible y recuperar el Estado del Bienestar con mayúsculas para nosotros y para nuestros hijos.

Vamos a ser conscientes del ahora y a convencernos que si otro mundo es posible otra Europa también. Aprovechemos esta crisis como una oportunidad de ir aplicando las soluciones propuestas en función del ámbito geográfico (local o general) al que se asignen y compaginando las soluciones expansivas comentadas para un corto plazo junto a otras que se pueden ir añadiendo, con las que requieren de un plazo más largo y que afectan a las estructuras del propio sistema y que desembocarán en la creación de un nuevo conjunto de reglas y formas de relacionarnos. Debemos ponernos como objetivo una refundación de Europa desde abajo, donde las personas tomen la iniciativa, sumando lo que los europeos tenemos en común como personas que es mucho. Y una vez construida esa nueva Europa, ahora si seremos ejemplo y espejo en el que se puedan ver cada vez más pueblos en los hombres y mujeres europeos y no en los intereses económicos de una minoría.

El mensaje es claro y positivo; se está produciendo un cambio de civilización y de paradigma y está en nuestras manos que esa nueva civilización sea la de la dignidad sobria, la de la austerracionalidad (sobriedad aplicada desde la razón humana y no como fin en sí misma) la de la simplificiencia (conseguir un objetivo de manera sencilla sin adornos innecesarios ni engaño), donde seamos conscientes que cada persona tiene un valor intrínseco por el mero hecho de ser persona, y sea así capaz de distinguir entre lo que es importante y lo que es superfluo, para desechando lo último dedicar sus energías a que toda la humanidad, a la cual se siente perteneciente, pueda satisfacer la primera opción. Una civilización en la que la economía esté al servicio de la realización de las necesidades humanas y de la sostenibilidad, donde el centro esté situado en la búsqueda de la felicidad humana a la que llegamos a partir de la satisfacción de un mínimo indispensable para vivir dignamente, de las relaciones con otros y del disfrute intenso lejos de la superficialidad actual. Y esto no es utopía, la utopía es pensar que podemos seguir viviendo como lo hemos hecho hasta ahora: La tierra no lo aguantaría.

Vivimos en un momento crucial donde muchas veces lucharemos sin saber si recogeremos siquiera nosotros los frutos de esa lucha o lo harán nuestros hijos, a veces no sabremos incluso cual puede ser el siguiente paso, pero tendremos presente cual es la visión a la que queremos llegar y lucharemos creyendo que se hace camino al andar y que la lucha merece la pena en sí misma.

Tenemos la oportunidad de sustituir el slogan implícito en la práctica de los mercados que pregona rentabilidad o muerte por solidaridad y vida, todo ello en cada uno de nuestros actos. Se acaba el tiempo de la pereza y de la indiferencia, vivimos momentos en los que no debemos caer en el error de intentar afrontar el futuro con soluciones del pasado. Necesitamos de la ilusión, la imaginación y la creatividad, debidamente combinados con esfuerzo, valentía y convicción, con el fin de cambiar el rumbo inventándonos el futuro y sintiéndonos así orgullosos de la herencia que dejemos con nuestra acción a las generaciones futuras.

1 comentario:

  1. He compartido estas líneas por otras vías con amigos y compañeros y van surgiendo cuestiones que enriquecen el análisis, abriendo otras vías de debate y de generación de ideas que iré tratando de incluir aquí.
    Uno muy interesante hace referencia a la falta en la actualidad de un eje articulador de estaindiganción compartida, como lo fue en su día el NO A LA GUERRA o el YES WE CAN! de Obama, pues los ataques van siendo parciales (Sanidad, enseñanza, …). Aunque si lo miramos con detenimeinto esta situación también es una guerra con sus desplazados (la cantidad de jóvenes que se están llendo a otros paises a trabajar), sus heridos (los que se quedan sin trabajo, los desahuciados que tienen algún familiar que les aportan otro techo compartido) sus heridos graves(los parados de larga duración que se quedan sin contraprestación, los desahuciados sin opción donde ir…) y sus muertos (los que se suicidan por no poder soportar mas la situación, o el ejército de zoombies resignados e insensibles adscritos al sálvese quien pueda, que deambula por todas partes)
    También ha surgido la voluntad de sectores de la izquierda real a la hora de buscar un consenso de izquierdas contra el fallido consenso europeo de cara en principio a las próximas elecciones europeas, que sin duda van a ser muy relevantes. En primer lugar son elecciones con voto proporcional, donde todos los votos tienen el mismo valor. En todas las elecciones al parlamento europeo hay mayores niveles de abstención (en esta los habrá sobre todo de votantes del PP y bastantes del PSOE) y mucha gente las utiliza para castigar al gobierno de turno, incluso a veces en épocas menos duras, con opciones folclóricas del tipo Ruiz Mateos o GIL. En este sentido ojo a los movimientos de Manos limpias o Esperanza Aguirre. En 2014 se vislumbra una oportunidad para lograr un frente amplio, una multitud consciente, articulado en torno a ese vector que podría ser el renacimiento de la ética, la honradez y la verdad frente a la corrupción imperante y la adopción de prácticas de austerrracionalidad y simplificencia frente a la codicia y la envidia de las que se alimenta el sistema actual.
    Sería bueno en un primer estadio repetir la experiencia de las elecciones gallegas, donde se consiguió una candidatura que aúna muchas de las propuestas de la izquierda, pero siempre como solución a corto plazo y con las miras puestas en trascender el concepto encorsetador de la política digamos oficial o institucional, y dirigirnos hacia un compromiso por un cambio de la política cultural concepto que sobrepasa el marco político actual. Este sería el nuevo escenario deseable en el que dotarnos de una democracia de más calado y de más calidad.

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